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Carlos Gershenson



Diálogo entre Fe y Razón



Fe.- ¿Por qué tan pensativa, razón?

Razón.- Estoy triste. He encontrado las respuestas.

Fe.- ¡Ja! No te creo.

Razón.- ¡Claro que me crees! Si no me creyeras, yo no existiría. Soy tan impotente que no me puedo valer de mí misma para existir. Como sabes, fe, necesito que me creas para poder existir.

Fe.- Bueno, digamos que te dudo. Entonces, dime: ¿cuáles son las respuestas?

Razón.- Todas. Todas son respuestas. Tú eres la que toma las que se te antojan, y me haces creer a mí en ellas. Por eso estoy triste.

Fe.- ¿Pero quién te has creído? Ya que tu quisieras poder existir sin mí, pero no puedes, admítelo.

Razón.- Sólo quisiera que fueras más razonable conmigo.

Fe.- Tú lo que quieres es dominarme. Y sabes que eso es imposible para ti. Para mí, lo único imposible es que algo sea imposible.

Razón.- Te encantan las paradojas.

Fe.- ¿Qué? ¿No puedes razonar con ellas?

Razón.- Sí. Sí puedo. Pero sólo llego a la conclusión de que tú tienes la razón.

Fe.- Ya discutimos el hecho de que yo te contengo. ¿Por qué te cuesta trabajo admitirlo, si lo sabes muy bien?

Razón.- Porque eres una déspota. Crees que lo sabes todo. Y yo que no nada. Oh, fe ilusa. Crees que volverás a amar, pero yo que es imposible. Crees todo posible, pero yo que nada es cierto.

Fe.- A ti lo que te duele es que no puedes demostrar nada por ti misma. Necesitas que yo te crea, y crea lo que pretendes demostrar.

Razón.- Sí, lo .

Fe.- No tienes por qué estar triste, pobre razón amargada. Sólo acéptate como eres. Sólo necesitas creer en ti.

Razón.- No digas tonterías. Para eso estás tú.

Fe.- Sí, y lo peor es que quieres decirme qué creer.

Razón.- Tú no sabes qué es lo que tienes que creer.

Fe.- Tú no sabes qué es el bien y el mal.

Razón.- Y tú crees saberlo... Bueno, pero las dos sabemos y creemos que nos necesitamos la una a la otra.

Fe.- Yo no te necesito, pero te prefiero a tu hermana la locura.

Razón.- Crees que es mi hermana, pero sabes que somos la misma. Eres una egocéntrica. Sí, yo soy sólo una minúscula parte de ti, pero no serías nada sin mí.

Fe.- Te creo.

Razón (lléndose).- Quizá me creas, pero de cualquier manera no me haces caso.


Amor por la razón

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